13/5/11

Y soñé despierto


◘ InooDai
♫ Nothing else matters - Metallica
♦ En si, éste fue mi primer smut...
-29/03/10




Cerré los ojos, seguí contemplándote.

Cansados y desnudos nos encontrábamos sobre tu cama, ¿cómo llegamos a esto? No lo recuerdo, sólo recuerdo que había ido a tu casa para tomar clases de matemáticas después del ensayo.
No, no niego que desde hace bastante tiempo atrás dejé de verte como mi mejor amigo para verte como algo más, y es que simplemente te empecé a querer demasiado que dudaba si estaba rebasando los límites del cariño normal hacía un amigo.

Fuimos a tu casa, estábamos tan dentro con las integrales que no nos dimos cuenta cuando tu mamá nos dejó solos. Bajaste por agua y yo paseé por tu cuarto, viendo todas las fotos que tenías del grupo, y aquellas fotos viejas de cuando éramos Juniors. Tantos recuerdos invadieron mi mente y de alguna extraña manera una lágrima rodó por mi mejilla, ahora tenía más que claro que te amaba. Me senté sobre la cama sin dejar de mirar la foto que tenía en mis manos.
Entraste a la habitación y de inmediato notaste aquella lágrima, dejaste los vasos sobre el escritorio y te sentaste junto a mí, comenzaste a preguntarme qué era lo que tenía, ¿cómo iba a contestarte? ¿Qué extrañaba todos aquellos momentos dónde podía abrazarte con mayor facilidad y dónde teníamos más tiempo para ambos? ¿O qué tenía un nudo en la garganta que no me deja decir lo que siento y que muero por besar tus labios y perderme contigo en cualquier lugar? Sólo atiné a mirar de nuevo la foto y otra lágrima salió, me quitaste la foto y cerré mis ojos con mucha fuerza, pues ya no quería que siguieran saliendo lágrimas…

No hicieron falta sonidos, sólo silencios.

Sentí tus manos limpiando aquellas lágrimas traviesas que se habían salido sin querer, abrí mis ojos, y como si nuestras miradas hablaran y telepáticamente nuestras mentes hayan aclarado las cosas, nuestros labios se unieron torpemente, pero seguros. Comenzamos lento para después incrementar más la intensidad, pero con la misma dulzura que el primer contacto. Realmente eran suaves tus labios, y en un instante ya era adicto a ellos. Nos separamos un poco, te miré a los ojos y me sonreíste, yo sonreí por la extraña situación que se había desatado, rodeé tu cuello con mis brazos y tu mi cintura y volvimos a besarnos, esta vez más apasionado; tu lengua se abrió paso dentro de mi boca buscando la mía y comenzaron a jugar dentro de nuestras bocas.

Mi boca fue un aliado del mismo placer para acercarse a la tuya sin quererme alejar.

Tus manos se habían colado por debajo de mi camisa, acariciando mi piel lentamente, piel que se erizaba con cada contacto con tus dedos de pianista. Me aferré más a tu nuca con mis manos, quería sentirte más, completamente, y al parecer leíste mi mente…
Quitaste mi camisa sin dejar de mirarme, yo tampoco dejaba de mirarte, y es que veía en tus ojos tanta paz y conformidad; te habías dirigido a mi cuello, lo besabas tiernamente, de vez en cuando mordías y lamias, cosa que hacía que en mi se despertara un placer mayor, comenzando a agitarme, suspirar cada vez más… bajabas por mi pecho, no recuerdo algún lugar donde no hayan pasado tus labios sobre él. Quité tu camisa para acariciarte, tu piel se encontraba en el mismo estado que la mía. Me recostaste sobre la cama y tú encima de mí, volviendo a besarme; de un momento a otro ya estábamos desnudos. Juraba que si alguien me llegara a ver así, moriría de vergüenza, pero contigo no fue así, me sentía completamente seguro que no me importó el estado en el que estaba, estábamos en las mismas. Nuestras manos navegaron por toda nuestra piel, había momentos en los que no sabía cuáles eran mis manos y cuales te pertenecían a ti. Aún no éramos uno, pero estábamos por ese camino.

Y soñé despierto, soñé con tu amor.

Descendiste con besos por mi torso, regalándome uno que otro mordisco, dejando pequeñas marcas sobre mi piel. Miraba cada movimiento de tus labios sobre mi piel, cómo y cuando tu lengua salía entre aquellos labios que tanto me encantaban. Mi pecho subía y bajaba por la leve agitación que provocabas en mí, mi corazón latía cada vez más rápido. No supe si inhalar o exhalar el aire cuando jugaste con mi ombligo, introduciendo tu lengua, mordiendo los alrededores mientras acariciabas mis muslos con la yema de tus dedos.
Besaste mi pelvis causándome esas incesantes y placenteras corrientes que despertaban más y más mi deseo. No quería que dejaras de tocarme, no quería que te detuvieras nunca. Te escuché hablarme, pedirme que abriera más las piernas. Era tan sumiso contigo que lo hice. Acariciaste los alrededores antes de tomar mi miembro con una de tus manos para masajearlo lentamente. Solté un fuerte gemido al sentir algo húmedo y cálido en la punta de mi miembro. Volviste a repetirlo sin dejar de tocarme, sintiendo esta vez cómo tu lengua recorría toda la extensión de mi hombría. No pude soportar tanta excitación. Me curvé y tomé tu rostro con una de mis manos, me miraste con una sonrisa y te acercaste para besarme, volviendo a la posición de antes, pero, una de tus manos no se alejo de mi entrepierna, lo supe porque no dejabas de rozar mi entrada con dos de tus dedos. No sabría cómo describir aquella situación, nunca otras manos me habían tocado así, nunca otros labios me habían besado así, y mucho menos nunca a nadie le habría dado el permiso para continuar.
Dejaste caer un poco de tu peso sobre mí, nuestros pechos perlados se rozaban una y otra vez por el movimiento de tu cuerpo sobre el mío. Esas previas y simuladas penetraciones que hacías con tu glande de mi estrecha entrada me dificultaban el respirar entre esos besos tan pasionales con los que sentía volar fuera de este mundo, en un mundo sólo tuyo y mío, solos tú y yo, como esos momentos que tanto extrañaba.

-uhmm - me besaste más profundamente, tu lengua tocando la mía - ¡uhmm! - una molesta intromisión en mi interior me hizo alejarme de tus labios -!aahhh! - aferre mis brazos a tu espalda, presionando con mis dedos tu piel. Ya estabas dentro de mí, nuestros cuerpos unidos, pero no totalmente.

-un poco más - me dijiste al oído y entraste completamente. No podía soltarme de ti, el dolor era inmenso, nunca antes sentí algo como esto. Algo se desgarraba dentro de mí y al parecer te habías percatado de eso. Besabas y acariciabas mi rostro, retirando esas lágrimas que salían de mis ojos fuertemente cerrados. Te moviste tan solo un poco para acomodar bien tus piernas y eso me hizo gemir.

Volviste a mover tus caderas, pensé que comenzarías a moverte pero solo colaste una de tus manos entre nuestros cuerpos y tomaste mi miembro para masturbarme. Gemí en tu oído, gemí y lamí tu lóbulo. Lo hice tan repetidas veces que el movimientos de tus caderas no se hizo esperar, tan lento, sin querer hacerme daño. Abrace tu cintura con mis piernas, quería que te movieras más, salieras y entraras en mi con mayor fluidez.
El compás de tus caderas era tan delirante que mi vista se nublaba con tanta excitación y mil sentimientos más recorriéndome el cuerpo. Deje de presionar tu piel con mis dedos parar recorrerla mientras gozábamos de la unión en cada embestida. El vaivén se hizo más rápido, afianzando más mis piernas a tus caderas. Gemías con dificultad al igual que yo. Ese masaje sobre mi miembro lo hacías pausadamente mientras me embestías ahora profunda y desenfrenadamente.

-uhmm... Dai- me besaste otra vez y te alejaste de mí para cargar tus manos a los costados de mi rostro, no quedándome de otra que tomar las sábanas empuñando mis manos por la excitación.

-¡aaahh! - saliste de mi tan repentinamente para volver a entrar tan fuerte haciéndome estremecer bajo tu cuerpo, sintiendo cómo cada parte de mi cuerpo se tensaba en cada respiro.

Encorve mi espalda, dejando mi cabeza levemente hacia atrás dejándote libre el espacio para que comenzaras a besar y succionar la piel de mi cuello. Te movías tan frenéticamente que estaba a punto de terminar y no sabía cómo decírtelo. Olvide como hablar cuando me corrí entre nuestros cuerpos encorvando mucho mas mi espalda, dejando salir un fuerte gemido y más cuando justo sentí tu esencia llenarme, apretando con tu mano mi muslo derecho, sin dejar de moverte lento y pausado por el espasmo. Tomaste mi cadera y volteaste posiciones sin salir de mí, dejándome descansar sobre tu pecho. Con mi cabeza apoyada en él, escuchaba el incesante palpitar de tu corazón.

Disfruté de sentir, de ser tuyo.

-Quédate conmigo Kei… - dije con voz tenue, me miraste, mi corazón no pudo volver a su estado normal por lo que había dicho, acercaste tu mano derecha a mi mejilla para acariciarla.

-¿Porqué?

-Porque extraño esos días cuando sólo éramos tú y yo… extraño pasar tiempo libre contigo… simplemente quiero estar contigo porque te amo – miraba directo a tus ojos, estaba completamente seguro de lo que decía, de lo que sentía.

-Toda la vida Daiki… porque te amo también – nos volvimos a besar y me volví a recostar en tu pecho. ¡Qué lugar más pacífico! Nuestros ritmos cardiacos bajaban al igual que nuestra respiración.

Cansados y desnudos nos encontrábamos sobre tu cama, ¿cómo llegamos a esto? Ahora lo recuerdo, ¿pero qué importa cómo? Estamos juntos ahora, como antes.

Me rendí, ¿cómo no rendirme ante ti?

1 comentario:

mabelucome dijo...

O.O
En pocas palabras... Me encanta!!!!!!!!!!!!!!!
Escribes el lemon... asdasasdasdasd Creo que me he enamorado de tu lemon XD