♫ Placebo - Taste in men
♦ Soy pésima para los títulos desde tiempos inmemorables. Pero es lo que escucho y en algo se relaciona. Y éste va para mikkizm, lo inspiró más que nada.
Era la persona que más
lo entendía en el mundo, con quien prefería pasar su tiempo libre aunque fuera
sólo para descansar y escuchar música. Yoongi, desde los tiempos de trainers
había sido el único con quien se sentía realmente bien, completo. ¿De eso se
trataban las almas gemelas? ¿Cómo saberlo? Sólo podía adivinar que Yoongi era
su mejor amigo, no había otra explicación.
No supo desde qué momento comenzó a fijarse en
otras cosas de él que antes siempre había pasado por alto. Sí, durante años lo
había escuchado rapear, pero jamás se había perdido minutos enteros viendo sus
labios moverse al hacerlo, al hablar, cuando comía. Los labios de Yoongi
comenzaban a llamarle la atención hasta un punto que no podía sacárselos de la
cabeza, pero eso no era todo, también comenzaba a pensar que su apariencia era
muy linda, ¿esa era la palabra? No sabía describirlo pero estaba seguro de que
le gustaba cómo se veía Suga con el cabello casi rosa, casi naranja, rubio casi
blanco. No sabía qué era lo que le sucedía con su mejor amigo, de cierta forma
le asustaba, pero no dejaba que por nada en el mundo aquello saliera a flote.
Pasaban de las tres de
la mañana, Namjoon y Yoongi componían nuevos mixtapes para el siguiente
mini-álbum después de que el pasado había sido todo un éxito. Sin embargo había
algo en el líder que no lo dejaba tranquilo, la cercanía con Suga le incomodaba
por la sencilla razón de que no era suficiente. El mayor había notado eso desde
hace tiempo, exactamente después de la entrevista donde le preguntaron por su
tipo ideal de chica y él había respondido que el género no era necesariamente
importante para él, ¿era acaso que a su mejor amigo le molestaba aquello? Frunció
el ceño y puso pausa a todo, era momento de hablar.
-Namjoonie, ¿te molesta
algo que haga hecho o dicho? – Serio, tenía que tomar su papel de mayor para
poder hacerlo hablar.
-No es algo que me
moleste de ti, es algo que me molesta de mí – Namjoon habló lo más claro
posible intentando con todas sus fuerzas no apartar la mirada y tampoco
descubrirse tan rápidamente, quería tener cuidado con él y lo que sentía y
pensaba, era tan nuevo que no lo comprendía.
-¿Y qué es eso que hace
que no estés tan presente para mí? Porque desde que casi todo el mundo se
enteró de mis preferencias, has estado muy ausente, ¿tienes algún problema con
eso, Namjoon? – El mayor de los dos no pudo evitar fruncir el ceño, le
lastimaba pensar que su mejor amigo no comprendiera su estado, pero nada podría
hacer si así era.
-Puede ser que sí,
¿sabes? Porque desde hace tiempo que mi interés hacia ti aumentó en una forma
que no entendía, y desde que revelaste eso no he podido estar tranquilo, ¿y si
esa era la respuesta que buscaba a la forma en que me siento atraído hacia ti?
¿Y si a mí tampoco me importa el género? ¿O sólo eres tú quien es capaz de
revolverme el mundo? – Era ahora o nunca; fue hablando sin cesar como cuando
rapeaba al estilo libre, si se detenía por un segundo a pensar en lo que estaba
diciendo terminaría por callarse.
Yoongi escuchó cada
frase y curiosamente éstas explotaban en su cerebro como fuegos artificiales.
Sí, admiraba en demasía a la persona que era Rap Monster, pero Namjoon
confesándole todo aquello en ese ritmo, con esa voz, era mil veces mejor.
Siguió serio por un largo rato hasta que un suspiro se le escapó de entre los
labios, los mismos que se lamió antes de ponerse de pie para quedar frente al
líder, inclinarse y acunar la quijada ajena entre sus delgadas manos. El
momento en que ambos pares de ojos se encontraron podría haber durado una
eternidad, pero lo cierto es que sólo habían sido micras de segundo, pues en
seguida los labios rosados del rubio se posaron en los gruesos del castaño con
una suavidad desconocida hasta el momento.
Los segundos pasaban y más difícil se les hacía separarse; Namjoon había optado por ponerse de pie y estar mucho más cómodo con la cabeza inclinada hacia el de estatura baja, rodeándole la cintura posesivamente con los brazos. Hasta ese momento notaba lo bien que se sentía tenerlo entre sus brazos, y el aroma que desprendía su cabello, su piel, a pesar de haber ensayado todo el día, era delicioso y adictivo al igual que sus labios. Por fin habían callado todas sus dudas y se dejó llevar por ese sentimiento extraño que por fin encontraba su razón de ser.
Los segundos pasaban y más difícil se les hacía separarse; Namjoon había optado por ponerse de pie y estar mucho más cómodo con la cabeza inclinada hacia el de estatura baja, rodeándole la cintura posesivamente con los brazos. Hasta ese momento notaba lo bien que se sentía tenerlo entre sus brazos, y el aroma que desprendía su cabello, su piel, a pesar de haber ensayado todo el día, era delicioso y adictivo al igual que sus labios. Por fin habían callado todas sus dudas y se dejó llevar por ese sentimiento extraño que por fin encontraba su razón de ser.
Nunca se dieron cuenta
del momento en que estaban en el sillón, Yoongi acostado boca arriba y Namjoon
encima entre sus piernas; el mayor lo tenía bien abrazado por la espalda, la
misma que acariciaba con las palmas bien abiertas al igual que su nuca, mejillas,
cuello y pecho, era como si nunca antes hubiera tenido contacto con el otro y
necesitaba materializarlo, tener en claro que era a Namjoon a quien estaba
entregándole el aliento. Y el más alto no podía hacer más que palparle los
costados, cadera, introducir las manos entre el sillón y su cuerpo para tocar
su espalda y sentirlo más cerca. No era un beso desesperado, más bien se
trataba del reconocimiento de los sentimientos bien guardados que ambos se
tenían.
Yoongi enredó los dígitos en el cabello del menor y luego de morderle el labio inferior se fue separando con la respiración agitada, la vista fija en los orbes oscuros ajenos y una sutil sonrisa que Namjoon sabía distinguir bien, sólo la había visto cuando Suga se sentía orgulloso de su trabajo.
Yoongi enredó los dígitos en el cabello del menor y luego de morderle el labio inferior se fue separando con la respiración agitada, la vista fija en los orbes oscuros ajenos y una sutil sonrisa que Namjoon sabía distinguir bien, sólo la había visto cuando Suga se sentía orgulloso de su trabajo.
-Quédate conmigo,
Namjoonie…
El líder sólo asintió
depositando un beso más sobre los labios del mayor; podía tomar aquella
proposición de dos formas: esa noche no volver al departamento y dormir sobre
ese sillón, abrazados como ahora estaban, o bien, ser compañeros del tiempo, de
sentimientos, de la vida, sin callarse nada más, ser el uno para el otro porque
no cabía en la cabeza de ninguno de los dos que existiera otra persona en el
mundo con el que pudiera compartir tanto, con quien sintieran que habían
encontrado su “alma gemela”.
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