2/7/15

Locked Out Of Heaven

◘ DongJeong
♫ Mötley Crüe - Rocketship
♦ Cerca del 20% de este oneshot es real, yo aparezco en él(?). Un día antes del concierto de BOYFRIEND en la Ciudad de México me encontraba cenando en la esquina frente al Ángel de la Independencia, a unos cuantos pasos del hotel donde ellos se hospedaban, pero yo no tenía idea de aquello. Cenaba un hot dog junto con dos amigas, y de repente un JeongMin salvaje aparece corriendo, gritando como loco y casi me pisa un pie, tuve que quitarme y pegarme a la pared para dejarlo pasar (es hermoso, y loco, es perfecto), y segundos después DongHyun dio la vuelta y topó conmigo a lo que me hizo una reverencia y me sonrió, luego siguió hacia el hotel (es tan guapo en persona, tan algo y pálido)... Y de esos leves instantes, mi imaginación sacó ésto, meses después. 


Era bien conocido que a DongHyun le gustaba llamar la atención, aprovechaba cualquier espacio frente a las cámaras para hacer gritar a las fans, ya sea por sus aegyos o los roces que tenía con sus compañeros de grupo. Todo eso era normal en él pero a JeongMin realmente le molestaba. Odiaba escuchar gritos de amor que iban hacia él, detestaba que abrazara a MinWoo, o a cualquier otro, pero más a MinWoo porque había visto cientos de títulos y fotos en internet que los ponían como pareja… ¡¿Por qué no había más entre los dos?! Pocas eran las veces en que el líder se comportaba así con él, decía que era porque no podía controlarse mucho si se trataba de JeongMin, ¿pero entonces porqué tenía que irse con el maknae?
JeongMin era celoso, caprichoso y berrinchudo, tenía un temperamento no tan agradable cuando estaba fuera de cámaras, odiaba que lo molestaran y sin embargo intentaba siempre mantener la sonrisa y la buena vibra con la que todos lo conocían, pero DongHyun era el único que podía notar cuando estaba molesto, y curiosamente, siempre era su culpa.


Era su segundo día en la Ciudad de México, todos habían decidido ir a cenar a un restaurante coreano de la Zona rosa. Desde que habían vuelto de las pirámides de Teotihuacán, JeongMin había estado molesto porque su novio había preferido irse junto a MinWoo, dejándolo solo junto a HyunSeong que sólo dormía. Durante la cena, JeongMin había sido el más serio de todos, por primera vez los cinco integrantes restantes pudieron notarlo, fue por eso que los gemelos anunciaron que volverían al hotel, a lo que HyunSeong y MinWoo les siguieron la palabra, dejando a la pareja solos. Comían lentamente, ninguno hablaba y la tensión crecía, sólo era rota por algunos murmullos de seguramente algunas fans que habían logrado tener una mesa en aquel restaurante. Sus cuidadores tan sólo esperaban a que ambos terminaran de cenar para regresarlos al hotel, fue entonces que DongHyun habló.

-¿Nos vamos, JeongMin? – preguntó con total calma, sabía que cuando el menor se ponía así lo mejor era respetar su espacio y darle tiempo.

El de más baja estatura sólo se limpió los labios y se puso de pie, haciendo reverencia al mesero y a sus acompañantes para comenzar a caminar. El líder lo imitó y fue hasta su lado, y aunque JeongMin no lo quisiera, debían ir juntos y dar una buena imagen a las fans que los esperaban afuera. Salieron del restaurante y un montón de chicas y algunos chicos comenzaron a gritar, a seguirlos, los cuidadores les hacían valla para que ni siquiera pudieran acercarse. DongHyun, al saber que no podían hacer ningún escándalo y para demostrar la unidad entre los miembros del grupo, rodeó los hombros del menor con el brazo derecho, logrando gritos de emoción en las personas que iban detrás de ellos. Pero ese no era su principal objetivo, éste era la oreja de JeongMin, a la cual se inclinó y susurró.

-Sé por qué estás molesto y lo lamento, es sólo que si te tengo cerca no me puedo controlar y lo sabes, no hemos tenido tiempo y mis ganas de follarte crecen a cada segundo… Quiero hacerte mío hoy, Minnie, quiero que te quede bien claro que sólo eres tú quien está en mí.

JeongMin sufrió un violento aumento de la temperatura, las orejas y mejillas se colorearon de rojo y de no ser porque iba caminando, un gemido se le hubiera escapado de tan sólo escucharlo. DongHyun tenía ese poder en él, no necesitaba mucho para disculparlo porque lo amaba, pero era una diva en busca de la atención de la persona que quería, que no podía evitar ponerse así cuando lo veía con alguien más. En un segundo pasó todo aquello, alzó la vista para ver la sonrisa maliciosa y enferma de su mayor, esos ojos desorbitados llenos de deseo le causaron escalofríos y como un niño pequeño soltó una carcajada nerviosa y se libró del brazo ajeno, corriendo por la calle Florencia lanzando gritos agudos, escandalosos, esquivando a varias personas en la esquina antes de dar la vuelta y entrar al hotel. 
DongHyun siguió caminando tranquilamente con una sonrisa ladina en los labios, al dar la vuelta se topó con una chica completamente sorprendida por lo que acababa de pasar, después de todo, aún en esa ciudad, no era normal ver a un asiático corriendo y gritando como loco; el líder simplemente le hizo una reverencia y le sonrió orgulloso, como si con eso le estuviera contando que esa noche, la persona que había pasado segundos antes, iba a ser suyo.
Llegó a la habitación de JeongMin que compartía con HyunSeong, sólo bastó su presencia para que comprendiera todo, tomara su botella de agua y saliera mirando a ambos, riendo. 

-No hagan tanto ruido, mañana tenemos un concierto y debemos descansar.

Al salir la puerta se cerró y toda la atención del líder fue a dar a JeongMin quien estaba saliendo del baño, aún mantenía la sonrisa nerviosa y a pesar de que se había lavado el rostro, el calor no se había ido en absoluto. DongHyun se acercó lentamente a él hasta tomarlo por la cintura y empujarlo a la pared junto a la puerta por la que había salido el menor; se inclinó lo suficiente para alcanzar a rozarle los labios, la mejilla izquierda, después su oreja.

-No tienes idea de cuánto te necesito – comenzó a alzarle la playera negra hasta descubrir parte de su vientre, deslizando las yemas de los dedos por la tersa piel del menor.

-América Latina te pone más caliente, ¿no, DongHyunnie? – se mordió el labio inferior y las manos llevó a los brazos del más alto, subiéndolas poco a poco hasta que se encontraron detrás del cuello ajeno, aferrándose ahí porque, por más sutiles que fueran los toques que le daba el mayor, JeongMin perdía rápido sus fuerzas, su centro de gravedad y sentía que comenzaba a volar.

-No importa el lugar, siempre tengo ganas de ti – con la punta de la lengua comenzó a tocar el contorno de la oreja contraria, así hasta llegar con el inicio de la clavícula donde los besos no se hicieron esperar.

DongHyun sólo tenía una debilidad y esa era JeongMin. No había minuto en el día que no quisiera besar, saborear y marcar su piel, llenarla de caricias y sentirlo temblar debajo de él. No podía controlar la necesidad de chupar su cuello, subir por la barbilla hacia sus labios y adueñarse de ellos con desespero, pasión y cariño. El tiempo se detenía cuando las lenguas de los dos se encontraban e iniciaban una danza erótica dentro de las bocas, llegando al punto en donde no se podía distinguir cuál era de quién. JeongMin jadeó dentro del beso cuando las frías y largas manos de su novio palparon sus costados, se trasladaron hacia la espalda y de ahí bajaron tortuosamente lento hacia su trasero. Joder, ¿por qué tenía qué hacerlo tan rápido? El maldito de DongHyun sabía que una vez que tocara aquella parte de su cuerpo, JeongMin estallaría y no había vuelta atrás. Por eso mismo el menor le mordió el labio inferior y arrastró las manos hacia el pecho ajeno y lo fue empujando hasta hacerlo caer en su cama. Pronto ya se encontraba encima con una pierna a cada lado de la cadera del líder y sentado sobre su pelvis, las manos actuaron rápido desapareciendo la molesta camisa. Se inclinó a besarle el pecho desesperado, a lamer y succionar los pezones del más alto mientras buscaba la forma más cómoda de restregarse sobre su entrepierna que en cuestión de segundos ya se encontraba completamente erecta. Las manos del mayor regresaron al trasero de su dongsaeng pero ahora por debajo de los bermudas amarillos y bóxer, estrujaba las frías y perfectas nalgas de su novio de forma morbosa, porque oh Dios, lo deseaba como loco.

Entre los dos ninguno tenía el control al cien por ciento, casi siempre era un cincuenta/cincuenta porque ambos buscaban la manera posible de enloquecer al otro, las manos nunca se encontraban tranquilas, las ropas se desprendían de sus cuerpos hasta quedar desnudos. Ahora era JeongMin quien descansaba en el colchón y DongHyun entre sus piernas, juntas las pelvis se movían coordinadas para crear magníficas fricciones entre sus miembros al igual que sus bocas; no dejaban de besarse, de saborear la saliva del otro con gula. No pasó mucho tiempo para que JeongMin de nuevo tomara el control e hiciera que DongHyun se acostara con las piernas separadas; como felino se acercó gateando hasta él, tomando con la diestra el pene del mayor y con una sonrisa traviesa comenzó a besarle las ingles.

-DongHyun, sólo te quiero para mí, ¿puedes comprenderlo? ¿Puedes disculparme por mis celos? – rara vez JeongMin pedía disculpas, ¿pero cómo decirle que ni siquiera le molestaban sus celos? Pensaba que era mejor aquel sexo posesivo después de enojarse que cualquier otro, porque era cuando más se expresaban el amor y necesidad que tenían el uno por el otro. Y DongHyun era feliz de que la persona que amaba le correspondiera y dejara en claro que era él quien le gobernaba la vida, el alma y el cuerpo, por eso se estremecía, jadeaba y movía la pelvis contra los labios del menor que se encontraban succionándole el glande, deslizándose de arriba hacia abajo por todo el falo mientras que con la lengua detallaba cada vena bien marcada. La boca de JeongMin era el cielo en el infierno, tan caliente y húmeda, suave y experta en llevarlo al orgasmo, ¿y cómo no si la saliva bañaba sus testículos, si los labios ajenos los chupaban como si fuesen el manjar más delicioso en la Tierra? Pero aún así el objetivo del rubio no era hacerlo venirse tan pronto, también deseaba atención, placer, por eso elevó la mirada hacia él suplicándole porque actuara pronto.

Los deseos de JeongMin eran órdenes para su persona, pero le tomó un par de segundos en recuperar fuerzas y poder moverse. Se fue enderezando y acercándose a él para besarle los labios una vez más antes de abandonarlos y girarlo. Pegó el pecho a su espalda y la erección hundió entre las suaves nalgas de su novio tan sólo para restregarse de forma indecente en lo que le mordía la nuca, hombros, y sus manos le pellizcaban los pezones. JeongMin mecía el trasero para crear más fricción entre ambos, pero DongHyun podía ser tan dominante y rudo que no lo dejó hacer por mucho tiempo, pronto lo soltó y empujó por los omóplatos para que quedara con el pecho descansando en la cama y con los glúteos empinados, los cuales agarró y separó para adorar su diminuto ano; JeongMin sentía que la sangre se le iba a las orejas, le causaba vergüenza y deseo cuando su líder hacía aquello.

-Vamos, DongHyun, ¿qué esperas para hacerme tuyo? – murmuró entrecortado por el calor sofocante que sentía en aquella posición, pero el mayor era tan maldito en ocasiones que hizo caso omiso a sus palabras y se acomodó mejor quedando con el rostro frente a su trasero; un segundo después y sintió la caliente lengua recorrer la división, desde el perineo hasta el coxis, seguido de saliva hirviendo escurriendo hasta el inicio de sus testículos. –Mmh… – gimió contra la sábana y contrajo inconscientemente su entrada, tan sólo el mayor sabía cómo arrebatarle la cordura y ponerlo en un estado de demencia.

Sólo tomó un par de minutos para que la lengua de DongHyun dejara bien húmedo y dilatado a JeongMin, y por supuesto, con una que otra marca de dientes en su cadera y nalgas. Fue entonces que irguió la espalda y con la diestra sujetó su miembro acercándolo hacia la entrada del más joven, rozándola en círculos lentos, le gustaba tanto jugar y desesperarse al mismo tiempo. Cerró los ojos un segundo y al abrirlos empezó a empujar la pelvis hacia él con demasiada presión para poder introducir la punta, sintiendo cómo el anillo de músculos le asfixiaba, mas eso no lo detuvo, siguió empujando y soltando jadeos por la deliciosa sensación de las paredes anales de su novio adaptándose a su ser, encerrándolo como si no quisieran darle escapatoria, y él tampoco la deseaba. Un poco más y se encontró completamente dentro de él, con las manos aferradas a su cadera y el pecho pegado a su espalda porque le urgía hablarle, olerlo, besar su piel.

-JeongMin, ah… – jadeó cerca de una de las orejas ajenas, lamió el contorno y una vez que sintió que no había tanta resistencia en el recto de su novio, comenzó a moverse lentamente hacia afuera, sin embargo no salió del todo, regresó a adentrarse en él repitiendo aquellas acciones hasta que definitivamente no pudo soportarlo más, incluso lograba escuchar cómo el menor suspiraba y jadeaba; sin ningún rastro de dolor, las embestidas comenzaron a ser fuertes y aceleradas desde el comienzo. Sus glúteos masajeaba, golpeaba pero con levedad apenas haciendo que sonara piel contra piel, el sonido de los testículos contra su perineo y de sus nalgas contra la pelvis llenaban la habitación junto con los gemidos de ambos; seguramente los gemelos, el maknae y HyunSeong podían escucharlos, pero, ¿quién podía interponerse entre DongHyun y JeongMin? Ni siquiera el aire cabía entre los dos.

Para JeongMin todo era placer, el más denso y exquisito, ese que lo iba llenando hasta perder el conocimiento de todo, cosa que ya ocurría pues en su cabeza sólo había lugar para el incesante mete y saca del líder detrás de él. No recordaba cuándo había sido la última vez que habían tenido tiempo para ellos dos sin disturbios por parte de los menores o de la apretadísima agenda que habían tenido desde que sacaron WITCH, y parecía que DongHyun estaba recuperando todo el tiempo perdido en cada una de las estocadas. JeongMin sólo podía temblar debajo de él, intentar mover la cadera en su contra para sentirlo más dentro; llevó un brazo hacia atrás para enredar los dedos en el cabello de la nuca ajena y jalar un poco al mismo tiempo que su recto se contraía y la presión y calor aumentaba en el vientre… No iba a soportarlo más, pasaban los minutos y el clímax estaba cada vez más cerca y por supuesto que su novio estaba en las mismas condiciones y se lo hizo saber encajándole los dientes en el hombro derecho.

-DongHyunnie, ahh, sigue así… – y ninguno de los dos tuvo que esperar más tiempo; el orgasmo venía amenazando desde un par de minutos atrás hasta que por fin estalló en ambos. JeongMin terminó manchando la sábana debajo de él, temblando, arqueando la espalda y pegándose un poco más al pecho del mayor, y en cuanto al líder, estaba hasta el fondo del más bajo cuando eyaculó, aferrándose a su pequeño y bien formado cuerpo. Segundos más tarde salió de él y muy despacio se fue recostando en la cama, tomando una mano del menor para atraerlo hacia su lado, casi encima del propio pecho, rodeándolo por la cintura posesivamente mientras llenaba su rostro de besos. –Lo sé, DongHyun, sé que me amas sólo a mí – JeongMin sonrió ampliamente hasta que sus ojos desaparecieron y el corazón del líder no podía más.

-Sólo a ti.


Y no importaba que DongHyun siguiera comportándose igual con MinWoo, o mandando besos y besos a las fans, JeongMin sabía a la perfección que a la única persona a la que le podía entregar el alma y la vida era a él; no podía ser más feliz, lo amaba más que mirarse al espejo, más que cantar, más que a nada en el mundo.




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