◘ DongJeong
♫ Mötley Crüe - Rocketship
♦ Cerca del 20% de este oneshot es real, yo aparezco en él(?). Un día antes del concierto de BOYFRIEND en la Ciudad de México me encontraba cenando en la esquina frente al Ángel de la Independencia, a unos cuantos pasos del hotel donde ellos se hospedaban, pero yo no tenía idea de aquello. Cenaba un hot dog junto con dos amigas, y de repente un JeongMin salvaje aparece corriendo, gritando como loco y casi me pisa un pie, tuve que quitarme y pegarme a la pared para dejarlo pasar (es hermoso, y loco, es perfecto), y segundos después DongHyun dio la vuelta y topó conmigo a lo que me hizo una reverencia y me sonrió, luego siguió hacia el hotel (es tan guapo en persona, tan algo y pálido)... Y de esos leves instantes, mi imaginación sacó ésto, meses después.
Era bien conocido que a
DongHyun le gustaba llamar la atención, aprovechaba cualquier espacio frente a
las cámaras para hacer gritar a las fans, ya sea por sus aegyos o los roces que
tenía con sus compañeros de grupo. Todo eso era normal en él pero a JeongMin
realmente le molestaba. Odiaba escuchar gritos de amor que iban hacia él,
detestaba que abrazara a MinWoo, o a cualquier otro, pero más a MinWoo porque
había visto cientos de títulos y fotos en internet que los ponían como pareja… ¡¿Por
qué no había más entre los dos?! Pocas eran las veces en que el líder se
comportaba así con él, decía que era porque no podía controlarse mucho si se
trataba de JeongMin, ¿pero entonces porqué tenía que irse con el maknae?
JeongMin era celoso, caprichoso y berrinchudo, tenía un temperamento no tan
agradable cuando estaba fuera de cámaras, odiaba que lo molestaran y sin
embargo intentaba siempre mantener la sonrisa y la buena vibra con la que todos
lo conocían, pero DongHyun era el único que podía notar cuando estaba molesto,
y curiosamente, siempre era su culpa.
Era su segundo día en la Ciudad de México, todos habían decidido ir a cenar a un restaurante coreano de la Zona rosa. Desde que habían vuelto de las pirámides de Teotihuacán, JeongMin había estado molesto porque su novio había preferido irse junto a MinWoo, dejándolo solo junto a HyunSeong que sólo dormía. Durante la cena, JeongMin había sido el más serio de todos, por primera vez los cinco integrantes restantes pudieron notarlo, fue por eso que los gemelos anunciaron que volverían al hotel, a lo que HyunSeong y MinWoo les siguieron la palabra, dejando a la pareja solos. Comían lentamente, ninguno hablaba y la tensión crecía, sólo era rota por algunos murmullos de seguramente algunas fans que habían logrado tener una mesa en aquel restaurante. Sus cuidadores tan sólo esperaban a que ambos terminaran de cenar para regresarlos al hotel, fue entonces que DongHyun habló.
-¿Nos vamos, JeongMin? – preguntó con total calma, sabía que cuando el menor se ponía así lo mejor era respetar su espacio y darle tiempo.
El de más baja estatura sólo se limpió los labios y se puso de pie, haciendo reverencia al mesero y a sus acompañantes para comenzar a caminar. El líder lo imitó y fue hasta su lado, y aunque JeongMin no lo quisiera, debían ir juntos y dar una buena imagen a las fans que los esperaban afuera. Salieron del restaurante y un montón de chicas y algunos chicos comenzaron a gritar, a seguirlos, los cuidadores les hacían valla para que ni siquiera pudieran acercarse. DongHyun, al saber que no podían hacer ningún escándalo y para demostrar la unidad entre los miembros del grupo, rodeó los hombros del menor con el brazo derecho, logrando gritos de emoción en las personas que iban detrás de ellos. Pero ese no era su principal objetivo, éste era la oreja de JeongMin, a la cual se inclinó y susurró.
-Sé por qué estás molesto y lo lamento, es sólo que si te tengo cerca no me puedo controlar y lo sabes, no hemos tenido tiempo y mis ganas de follarte crecen a cada segundo… Quiero hacerte mío hoy, Minnie, quiero que te quede bien claro que sólo eres tú quien está en mí.
JeongMin sufrió un violento aumento de la temperatura, las orejas y mejillas se colorearon de rojo y de no ser porque iba caminando, un gemido se le hubiera escapado de tan sólo escucharlo. DongHyun tenía ese poder en él, no necesitaba mucho para disculparlo porque lo amaba, pero era una diva en busca de la atención de la persona que quería, que no podía evitar ponerse así cuando lo veía con alguien más. En un segundo pasó todo aquello, alzó la vista para ver la sonrisa maliciosa y enferma de su mayor, esos ojos desorbitados llenos de deseo le causaron escalofríos y como un niño pequeño soltó una carcajada nerviosa y se libró del brazo ajeno, corriendo por la calle Florencia lanzando gritos agudos, escandalosos, esquivando a varias personas en la esquina antes de dar la vuelta y entrar al hotel.
DongHyun siguió caminando tranquilamente con una sonrisa ladina en los labios,
al dar la vuelta se topó con una chica completamente sorprendida por lo que
acababa de pasar, después de todo, aún en esa ciudad, no era normal ver a un
asiático corriendo y gritando como loco; el líder simplemente le hizo una
reverencia y le sonrió orgulloso, como si con eso le estuviera contando que esa
noche, la persona que había pasado segundos antes, iba a ser suyo.
Llegó a la habitación de
JeongMin que compartía con HyunSeong, sólo bastó su presencia para que
comprendiera todo, tomara su botella de agua y saliera mirando a ambos, riendo.
-No hagan tanto ruido,
mañana tenemos un concierto y debemos descansar.
Al salir la puerta se
cerró y toda la atención del líder fue a dar a JeongMin quien estaba saliendo
del baño, aún mantenía la sonrisa nerviosa y a pesar de que se había lavado el
rostro, el calor no se había ido en absoluto. DongHyun se acercó lentamente a
él hasta tomarlo por la cintura y empujarlo a la pared junto a la puerta por la
que había salido el menor; se inclinó lo suficiente para alcanzar a rozarle los
labios, la mejilla izquierda, después su oreja.
-No tienes idea de
cuánto te necesito – comenzó a alzarle la playera negra hasta descubrir parte
de su vientre, deslizando las yemas de los dedos por la tersa piel del menor.
-América Latina te pone
más caliente, ¿no, DongHyunnie? – se mordió el labio inferior y las manos llevó
a los brazos del más alto, subiéndolas poco a poco hasta que se encontraron
detrás del cuello ajeno, aferrándose ahí porque, por más sutiles que fueran los
toques que le daba el mayor, JeongMin perdía rápido sus fuerzas, su centro de
gravedad y sentía que comenzaba a volar.
-No importa el lugar,
siempre tengo ganas de ti – con la punta de la lengua comenzó a tocar el
contorno de la oreja contraria, así hasta llegar con el inicio de la clavícula
donde los besos no se hicieron esperar.
DongHyun sólo tenía una
debilidad y esa era JeongMin. No había minuto en el día que no quisiera besar,
saborear y marcar su piel, llenarla de caricias y sentirlo temblar debajo de
él. No podía controlar la necesidad de chupar su cuello, subir por la barbilla
hacia sus labios y adueñarse de ellos con desespero, pasión y cariño. El tiempo
se detenía cuando las lenguas de los dos se encontraban e iniciaban una danza
erótica dentro de las bocas, llegando al punto en donde no se podía distinguir
cuál era de quién. JeongMin jadeó dentro del beso cuando las frías y largas
manos de su novio palparon sus costados, se trasladaron hacia la espalda y de
ahí bajaron tortuosamente lento hacia su trasero. Joder, ¿por qué tenía qué
hacerlo tan rápido? El maldito de DongHyun sabía que una vez que tocara aquella
parte de su cuerpo, JeongMin estallaría y no había vuelta atrás. Por eso mismo
el menor le mordió el labio inferior y arrastró las manos hacia el pecho ajeno
y lo fue empujando hasta hacerlo caer en su cama. Pronto ya se encontraba
encima con una pierna a cada lado de la cadera del líder y sentado sobre su
pelvis, las manos actuaron rápido desapareciendo la molesta camisa. Se inclinó
a besarle el pecho desesperado, a lamer y succionar los pezones del más alto
mientras buscaba la forma más cómoda de restregarse sobre su entrepierna que en
cuestión de segundos ya se encontraba completamente erecta. Las manos del mayor
regresaron al trasero de su dongsaeng pero ahora por debajo de los bermudas
amarillos y bóxer, estrujaba las frías y perfectas nalgas de su novio de forma
morbosa, porque oh Dios, lo deseaba como loco.
Entre los dos ninguno
tenía el control al cien por ciento, casi siempre era un cincuenta/cincuenta
porque ambos buscaban la manera posible de enloquecer al otro, las manos nunca
se encontraban tranquilas, las ropas se desprendían de sus cuerpos hasta quedar
desnudos. Ahora era JeongMin quien descansaba en el colchón y DongHyun entre
sus piernas, juntas las pelvis se movían coordinadas para crear magníficas
fricciones entre sus miembros al igual que sus bocas; no dejaban de besarse, de
saborear la saliva del otro con gula. No pasó mucho tiempo para que JeongMin de
nuevo tomara el control e hiciera que DongHyun se acostara con las piernas
separadas; como felino se acercó gateando hasta él, tomando con la diestra el
pene del mayor y con una sonrisa traviesa comenzó a besarle las ingles.
-DongHyun, sólo te
quiero para mí, ¿puedes comprenderlo? ¿Puedes disculparme por mis celos? – rara
vez JeongMin pedía disculpas, ¿pero cómo decirle que ni siquiera le molestaban
sus celos? Pensaba que era mejor aquel sexo posesivo después de enojarse que cualquier
otro, porque era cuando más se expresaban el amor y necesidad que tenían el uno
por el otro. Y DongHyun era feliz de que la persona que amaba le correspondiera
y dejara en claro que era él quien le gobernaba la vida, el alma y el cuerpo,
por eso se estremecía, jadeaba y movía la pelvis contra los labios del menor
que se encontraban succionándole el glande, deslizándose de arriba hacia abajo
por todo el falo mientras que con la lengua detallaba cada vena bien marcada.
La boca de JeongMin era el cielo en el infierno, tan caliente y húmeda, suave y
experta en llevarlo al orgasmo, ¿y cómo no si la saliva bañaba sus testículos,
si los labios ajenos los chupaban como si fuesen el manjar más delicioso en la
Tierra? Pero aún así el objetivo del rubio no era hacerlo venirse tan pronto,
también deseaba atención, placer, por eso elevó la mirada hacia él suplicándole
porque actuara pronto.
Los deseos de JeongMin
eran órdenes para su persona, pero le tomó un par de segundos en recuperar
fuerzas y poder moverse. Se fue enderezando y acercándose a él para besarle los
labios una vez más antes de abandonarlos y girarlo. Pegó el pecho a su espalda
y la erección hundió entre las suaves nalgas de su novio tan sólo para
restregarse de forma indecente en lo que le mordía la nuca, hombros, y sus
manos le pellizcaban los pezones. JeongMin mecía el trasero para crear más
fricción entre ambos, pero DongHyun podía ser tan dominante y rudo que no lo
dejó hacer por mucho tiempo, pronto lo soltó y empujó por los omóplatos para
que quedara con el pecho descansando en la cama y con los glúteos empinados,
los cuales agarró y separó para adorar su diminuto ano; JeongMin sentía que la
sangre se le iba a las orejas, le causaba vergüenza y deseo cuando su líder
hacía aquello.
-Vamos, DongHyun, ¿qué
esperas para hacerme tuyo? – murmuró entrecortado por el calor sofocante que
sentía en aquella posición, pero el mayor era tan maldito en ocasiones que hizo
caso omiso a sus palabras y se acomodó mejor quedando con el rostro frente a su
trasero; un segundo después y sintió la caliente lengua recorrer la división,
desde el perineo hasta el coxis, seguido de saliva hirviendo escurriendo hasta
el inicio de sus testículos. –Mmh… – gimió contra la sábana y contrajo
inconscientemente su entrada, tan sólo el mayor sabía cómo arrebatarle la
cordura y ponerlo en un estado de demencia.
Sólo tomó un par de
minutos para que la lengua de DongHyun dejara bien húmedo y dilatado a
JeongMin, y por supuesto, con una que otra marca de dientes en su cadera y
nalgas. Fue entonces que irguió la espalda y con la diestra sujetó su miembro
acercándolo hacia la entrada del más joven, rozándola en círculos lentos, le
gustaba tanto jugar y desesperarse al mismo tiempo. Cerró los ojos un segundo y
al abrirlos empezó a empujar la pelvis hacia él con demasiada presión para
poder introducir la punta, sintiendo cómo el anillo de músculos le asfixiaba,
mas eso no lo detuvo, siguió empujando y soltando jadeos por la deliciosa
sensación de las paredes anales de su novio adaptándose a su ser, encerrándolo
como si no quisieran darle escapatoria, y él tampoco la deseaba. Un poco más y
se encontró completamente dentro de él, con las manos aferradas a su cadera y
el pecho pegado a su espalda porque le urgía hablarle, olerlo, besar su piel.
-JeongMin, ah… – jadeó
cerca de una de las orejas ajenas, lamió el contorno y una vez que sintió que
no había tanta resistencia en el recto de su novio, comenzó a moverse
lentamente hacia afuera, sin embargo no salió del todo, regresó a adentrarse en
él repitiendo aquellas acciones hasta que definitivamente no pudo soportarlo
más, incluso lograba escuchar cómo el menor suspiraba y jadeaba; sin ningún
rastro de dolor, las embestidas comenzaron a ser fuertes y aceleradas desde el
comienzo. Sus glúteos masajeaba, golpeaba pero con levedad apenas haciendo que
sonara piel contra piel, el sonido de los testículos contra su perineo y de sus
nalgas contra la pelvis llenaban la habitación junto con los gemidos de ambos;
seguramente los gemelos, el maknae y HyunSeong podían escucharlos, pero, ¿quién
podía interponerse entre DongHyun y JeongMin? Ni siquiera el aire cabía entre
los dos.
Para JeongMin todo era
placer, el más denso y exquisito, ese que lo iba llenando hasta perder el
conocimiento de todo, cosa que ya ocurría pues en su cabeza sólo había lugar
para el incesante mete y saca del líder detrás de él. No recordaba cuándo había
sido la última vez que habían tenido tiempo para ellos dos sin disturbios por
parte de los menores o de la apretadísima agenda que habían tenido desde que
sacaron WITCH, y parecía que DongHyun estaba recuperando todo el tiempo perdido
en cada una de las estocadas. JeongMin sólo podía temblar debajo de él,
intentar mover la cadera en su contra para sentirlo más dentro; llevó un brazo
hacia atrás para enredar los dedos en el cabello de la nuca ajena y jalar un
poco al mismo tiempo que su recto se contraía y la presión y calor aumentaba en
el vientre… No iba a soportarlo más, pasaban los minutos y el clímax estaba
cada vez más cerca y por supuesto que su novio estaba en las mismas condiciones
y se lo hizo saber encajándole los dientes en el hombro derecho.
-DongHyunnie, ahh, sigue
así… – y ninguno de los dos tuvo que esperar más tiempo; el orgasmo venía
amenazando desde un par de minutos atrás hasta que por fin estalló en ambos. JeongMin
terminó manchando la sábana debajo de él, temblando, arqueando la espalda y pegándose
un poco más al pecho del mayor, y en cuanto al líder, estaba hasta el fondo del
más bajo cuando eyaculó, aferrándose a su pequeño y bien formado cuerpo.
Segundos más tarde salió de él y muy despacio se fue recostando en la cama,
tomando una mano del menor para atraerlo hacia su lado, casi encima del propio
pecho, rodeándolo por la cintura posesivamente mientras llenaba su rostro de
besos. –Lo sé, DongHyun, sé que me amas sólo a mí – JeongMin sonrió ampliamente
hasta que sus ojos desaparecieron y el corazón del líder no podía más.
-Sólo a ti.
Y no importaba que
DongHyun siguiera comportándose igual con MinWoo, o mandando besos y besos a
las fans, JeongMin sabía a la perfección que a la única persona a la que le
podía entregar el alma y la vida era a él; no podía ser más feliz, lo amaba más
que mirarse al espejo, más que cantar, más que a nada en el mundo.